"Una mujer se cortó el cabello con unas tijeras para pollo, lo humedeció y lo secó al sol junto a unos ajos en cuatro ocasiones y después lo pulverizó en un molcajete de piedra volcánica con menta y cilantro seco. A la mezcla le añadió unas lágrimas de cebolla (es decir, las que son causadas por la cebolla), y con la pasta resultante se pinto las mejillas, las cejas y los párpados. Después cantó una melodía muy sencilla, sin letra, en el techo de su casa y se quedó plácidamente dormida en un colchón que había preparado previsoriamente para la ocasión. (...)"Sigue leyendo el cuento de Adriana en Mundos Alternos.
jueves, 7 de abril de 2011
Locura prestada
Otra locura de
Pablo Como
de un
jueves, abril 07, 2011
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