...hubiera imaginado vivir lo que estoy viviendo en estos últimos meses. Fíjate que incluso me estoy replanteando la idea de que a lo mejor el trabajo no es tan malo como había pensado :-P
No debería estar aquí, "perdiendo el tiempo", pero pese a lo mucho que escriba a lo largo del día, siempre quedan cosas por decir. Y ésta sólo la podía contar aquí con la tranquilidad de que sólo llegue a los ojos que sepan mirar.
Hoy me he salido a comer, como otros días, porque en los últimos tiempos es la única ocasión que tengo de que me dé el aire y de hablar y escuchar con mi barrio. Para variar, como no quería dejar lo que estaba haciendo a medias, se me ha hecho tan tarde que no estaba seguro de que me fueran a dar algo. Siempre se me olvida que entre amigos nunca me va a faltar un plato en la mesa.
Después de comer, como también viene siendo rutina en los últimos tiempos, he invadido una mesa con mi pila de carpetas y papeles, y he salido a la puerta del bar para fumarme el cigarro del café y pensar en lo afortunado que soy. Me ha saludado un señor al pasar y le he devuelto el saludo con una sonrisa. Minutos después me enteraré que es el padre de uno de mis descubrimientos recientes, el admirable coleccionista de citas que, al poco de conocernos, me enseñaba orgulloso sus tres cuadernos Moleskine de grapas. En éstos, con una caligrafía preciosa, que tuvo que reinventar después de estar un mes en coma por un accidente, realizaba su enciclopédica labor. Por el simple placer de hacerlo.
Se me ha acercado el camarero, que ha aprovechando uno de los escasos momentos de tranquilidad para compartir un poco de humo conmigo. Quién me iba a decir hace unos meses que, ironías de la vida, se había pasado la mayor parte de la suya trabajando en el sector editorial. Serendipias, serendipias... los compases de la realidad...
Un poco por pereza, un poco por salud, he dejado mis cosas donde estaban y me he sacado el café a la terraza. El bochorno y la digestión me tenían algo atontado, pero en mi cabeza no dejaban de planear ideas para escribir en cuanto recuperara un poco las fuerzas. Catorce escritoras y dos escritores maravillosos estaban esperando que les escribiera. Y, mientras lo hacían, no dejaban de mandarme muestras de cariño, de amor, de complicidad, de comprensión... de luz. Una luz que cegaría hasta a Stevie Wonder. ¿Cómo iba a poder estar a la altura de tanta bondad, de tanta belleza, de tanta hambre de sueños, de tanta fuerza? Yo, con mis grietas, con mis debilidades, con mis propios fantasmas...
He apartado ese pensamiento tan feo y me he metido en el bar a continuar escribiendo lecciones para mis amigos. ¿Escribiendo lecciones YO? ¿Para ELLOS? Algo debía de haberse vuelto loco en el mundo, cuando se permite a alguien como yo la soberbia de dar lecciones. Uno de ellos, una mujer maravillosa, me decía el otro día que para ser escritor había que ser un poco soberbio, y que ella no quería serlo. ¿Entonces? ¿A qué grado de soberbia tiene que llegar uno para, no sólo considerarse escritor, sino ENCIMA creer que es capaz de ayudar a otros a escribir mejor?
Otro pensamiento que apartar. No podía permitirme caer en esa dinámica tan lastimosa y autodestructiva. A ver, siguiente tema: "El texto al desnudo...". El bolígrafo corre con pericia por el papel. Me resulta tan natural que podría hacerlo sin mirar. ¿Sería cierto que dentro de mí hay algo que es capaz de ayudar a los demás? Es una creencia intermitente en mi particular religión unipersonal...
Poco a poco, siento como los párpados me pesan cada vez más. ¿Cómo podría ser posible? No había dormido mucho, pero tampoco menos de lo habitual. Y el día lo he empezado a las siete de la mañana conociendo a la única alumna que aún no conocía. La dulzura de su voz, llegándome desde un lugar situado a miles de kilómetros de distancia, y la ilusión de su compromiso me han alimentado más que el café del desayuno. ¿No es una forma estupenda de comenzar el día? La mañana ha sido muy productiva, aunque menos de lo que me hubiera gustado. Por eso tenía que trabajar toda la tarde, ¡no podía dormirme!
Pero ha sido completamente inútil resistirme: he recogido todos mis aperos, me he despedido, y he vuelto a casa con la intención de dar una cabezada. Casi nunca duermo siestas, pero algo en mi cuerpo me pedía cerrar los ojos y tumbarme.
Cuando he recuperado la consciencia ya había pasado la medianoche. ¡Maldita sea! Una vez más iba a fallar a quien menos quería fallar, y a quien menos se lo merecía... Un nubarrón se me ha enganchado entre las cejas: soy un fraude. Al final les voy a defraudar, no voy a tener fuerzas para ayudarles...
Sin levantarme de la cama, he alcanzado el móvil, esperando una avalancha de correos de impaciencia porque no había subido los módulos de casi nadie; o porque algo no funcionaba bien en el aula virtual; no sé...
Pero, ¿sabes qué es lo que me he encontrado? No lo podía creer. Yo planteándome (aunque flojito) tirar la toalla, y mi buzón de entrada estaba lleno de muestras de agradecimiento, de cariño, de empatía, de confianza, de amor, de belleza... Me felicitaban por haber creado algo que, en el fondo, han creado ellas. Y, con toda la sinceridad y naturalidad del mundo, como a lo mejor sólo lo harían con sus mejores amigos, compartían lo que estaba resultando a ellas la experiencia del taller. Me ha costado no llorar, porque maldito el día en que aprendí a hacerlo, pero me he llenado de un calor indescriptible...
¿Cómo, ni el más optimista de los hombres, podría esperar algo así? Se ha creado un organismo multicelular en el que el conjunto es mayor que cualquiera de las partes. Y tengo la inmensa fortuna de formar parte de él. No como profesor, sino como otra célula más, con su función específica.
¿Qué haces cuando te despiertas de madrugada sabiendo que por la mañana tienes que estar al 200% la más temprano posible? No he podido dejar de responder alguno de los mensajes. Y, además, he sentido la necesidad de seguir escribiendo. Creo que las emociones hay que dejarlas crecer, y que escribirlas las ayuda a hacerlo. Así que héteme aquí, casi a dos horas de que suene el despertador, tratando de construir a base de cientos de palabras un "¡GRACIAS!" lo más grande posible...
Ni en mis mejores sueños hubiera sabido que era posible vivir lo que estoy viviendo gracias a todos y cada uno de los que forman parte del taller de "¡Puedo Escribir!".
¿Qué más puedo decir? Que soy una feliz celulilla gracias a ti. Y que haré todo lo que esté en mis manos por no decepcionarte.
PD: Amigos de "Cómo Escribir", no me he olvidado de vosotros para nada. Tengo cinco artículos preparados para el blog. Y otro para otra revista, que afortunadamente no me está metiendo prisa. Seguid haciendo uso de la comunidad y los foros: presentaros, compartid escritos, lanzad preguntas, promocionaros, buscar con quién crear un proyecto conjunto, jugad a las historias encadenadas... y no me olvidéis a mí tampoco.
Sí, estoy loco y orgulloso de estarlo
lunes, 23 de mayo de 2011
Ni en mis mejores sueños...
Otra locura de
Pablo Como
de un
lunes, mayo 23, 2011
Obsesiones:
locura,
miedos,
personal,
reflexiones,
taller,
vivir escribiendo
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voces amigas
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jueves, 7 de abril de 2011
Locura prestada
"Una mujer se cortó el cabello con unas tijeras para pollo, lo humedeció y lo secó al sol junto a unos ajos en cuatro ocasiones y después lo pulverizó en un molcajete de piedra volcánica con menta y cilantro seco. A la mezcla le añadió unas lágrimas de cebolla (es decir, las que son causadas por la cebolla), y con la pasta resultante se pinto las mejillas, las cejas y los párpados. Después cantó una melodía muy sencilla, sin letra, en el techo de su casa y se quedó plácidamente dormida en un colchón que había preparado previsoriamente para la ocasión. (...)"Sigue leyendo el cuento de Adriana en Mundos Alternos.
martes, 5 de abril de 2011
La mayor locura...
...es que se muera una persona buena.
Nadie puede estar orgulloso de eso.
Perdona si falto unos días... Me resulta difícil escribir llorando.
Nadie puede estar orgulloso de eso.
Perdona si falto unos días... Me resulta difícil escribir llorando.
Otra locura de
Pablo Como
de un
martes, abril 05, 2011
Obsesiones:
amor,
ausencia,
injusto,
muerte
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voces amigas
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lunes, 4 de abril de 2011
¿Por qué nos cuesta tanto pedir ayuda?
Supongo que hay una enfermedad laboral propia de los creadores, una tara -como los callos en pulgar e índice de los dibujantes, o la forma de andar de los bailarines-, que por desgracia no tratan en la seguridad social. Me refiero -redoble-de-batería- al ORGULLO.
No digo que los escritores, los músicos, los escultores y demás artistas sean mala gente. Que, aunque de esos haya, nunca compartiré más de un par de aceitunas con ellos. El orgullo al que me refiero, el orgullo del artista, es un mecanismo de autoprotección que, en cierta medida, tiene cierto sentido cuando se habla de un colectivo en el que, paradójicamente, la falta de autoestima y la sensación de incomprensión abunda.
No digo que los escritores, los músicos, los escultores y demás artistas sean mala gente. Que, aunque de esos haya, nunca compartiré más de un par de aceitunas con ellos. El orgullo al que me refiero, el orgullo del artista, es un mecanismo de autoprotección que, en cierta medida, tiene cierto sentido cuando se habla de un colectivo en el que, paradójicamente, la falta de autoestima y la sensación de incomprensión abunda.
Otra locura de
Pablo Como
de un
lunes, abril 04, 2011
Obsesiones:
consejos,
humildad,
orgullo,
pedir ayuda,
vivir creando,
vivir escribiendo
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voces amigas
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viernes, 1 de abril de 2011
Locura sí, pero orgullo...
No, no soy orgulloso. Pero me sento orgulloso de haber convertido mi duda en la locura que es actualmente. Y espero que no cambie ni lo uno, ni lo otro.
Tal es mi locura que, no contento con estar lanzando una comunidad para otros locos (y locas, y locas, que hacen falta muchas más) amantes de la escritura, estar trabajando en tres libros a la vez (bueno, uno es una edición), dar charlas/conferencias/diálogos en internet (esta noche la segunda), twitter, facebook, youtube, buzz, foros, dar y recibir cursos, etcétera, aquí estoy... ahora blogger...
¿Por qué? Ah, creía que ya había quedado claro: estoy loco.
¿Otro motivo? Pues que necesito una pequeña vía de escape, de desahogo, lejos del mastodóntico proyecto de comoescribir.com. Y porque quiero hablar de otras cosas, y de otras ideas, y de otros presentes, y de otros futuros... ¿Y del pasado? Aún no lo he decidido.
Tal es mi locura que, no contento con estar lanzando una comunidad para otros locos (y locas, y locas, que hacen falta muchas más) amantes de la escritura, estar trabajando en tres libros a la vez (bueno, uno es una edición), dar charlas/conferencias/diálogos en internet (esta noche la segunda), twitter, facebook, youtube, buzz, foros, dar y recibir cursos, etcétera, aquí estoy... ahora blogger...
¿Por qué? Ah, creía que ya había quedado claro: estoy loco.
¿Otro motivo? Pues que necesito una pequeña vía de escape, de desahogo, lejos del mastodóntico proyecto de comoescribir.com. Y porque quiero hablar de otras cosas, y de otras ideas, y de otros presentes, y de otros futuros... ¿Y del pasado? Aún no lo he decidido.
Otra locura de
Pablo Como
de un
viernes, abril 01, 2011
Obsesiones:
locura,
orgullo,
yo
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voces amigas
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